


Cuando varios meses antes me comentó Artemio que se había inscrito en esta prueba y me fue pormenorizando los detalles de dónde se corría y en qué consistía (confieso que hasta ese momento no había oido hablar de ella) lo escuché con cierto escepticismo, pues aunque sabía que llevaba mucho tiempo entrenando muy duro y participando en medias maratones y otro tipo de pruebas, y también sabía de su constancia y espíritu de sacrificio para saber sufrir a esos niveles, ésta me pareció que excedía en mucho la capacidad que yo, aunque sea mi hijo, le atribuía para afrontar una "aventura" así. Afortunadamente, el tiempo y su actuación, me quitaron la razón. No solamente la corrió, si no que la terminó en el puesto 201, a pesar de haber sido penalizado en una de las etapas. En la prueba participaron más de 850 y terminaron 770. El otro aragonés que también participó, no pudo terminarla. Cuando semana y media antes, a media mañana lo despedí en la estación del Ave de Zaragoza, que lo llevaría a Madrid para luego ir a Casablanca, ya supuse que todo le iba a ir bien, pues se le veía con un entusiasmo y unas ganas de empezar a correr, realmente envidiables. Las sensaciones que me transmitió esa mañana en la estación, me hicieron intuir que dejaría el apellido a gran altura y que todos nos sentiríamos orgullosos de su gesta. Y así fue. A su vuelta a esa misma estación del Ave, de la que partió, le esperábamos los familiares más allegados, entre ellos su esposa e hijos pequeños, que miraban con curiosidad la cara de cansancio que su padre mostraba a la cámara de tv que le estaba filmando en la entrevista. También acudieron a recibirlo muchos de los compañeros que corren y entrenan con el y otros amigos, que aunque ajenos a este deporte, quisieron testimoniarle su afecto y su admiración por lo logrado.
1 comentario:
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